Leandro `Vasco´ Zabalza Payador en Argentina Folklore - Desde Pergamino

Hace casi cuarenta y cuatro años, nos dejaba para siempre un cantautor y payador de nuestro medio, aquel que sembrara por doquier semillas de amistad cosechadas y almacenadas en un corazón vasco con latidos pampeanos. Nos referimos al recordado Leandro Vasco Zabalza. Para recordar su partida a los cielos el 7 de Marzo de 1968, transcribimos lo que a poco de su muerte, escribiera el Escribano Don Pedro López Godoy.
“Mi pago y mi Pueblo”
“Hace ya algunos años, le pedí a Leandro Zabalza, que me hiciera una recopilación de las diversas letras en décimas de su creación sobre motivos populares, la mayoría de las cuales, estaban solamente grabadas en su prodigiosa memoria. Me prometió hacerlo.
Luego tuve que insistir periódicamente en mi pedido para lograr vencer su natural modestia y persistente resistencia. Él era libre como los pájaros cantores, que tan pronto se posan en una rama para lanzar sus trinos, como alzan su raudo vuelo que interrumpen al azar, improvisadamente, sobre objetivos hasta entonces imprevistos…
Hace poco tiempo, conseguí afortunadamente lo que solicitaba, cumpliendo ahora mi voluntario propósito. El Vasco nunca me pidió nada.
Cumplo con gusto con la obligación de rescatar del olvido estas autenticas composiciones, cuyos meritos se Irán revaluando con el transcurrir del tiempo.
Carezco de la autoridad de un crítico literario. Soy simplemente un tradicionalista y desde esa posición valoré siempre y quise darle popularidad a la obra de Zabalza como expresión genuina de una época que se ha desdibujado aceleradamente y de un hombre veraz, de su tiempo y de su región, típicamente popular, que escribía, cantaba o decía sus cosas con la naturalidad del testigo presencial que las ha vivido intensamente. Si no publicamos esto ya mismo, habremos perdido definitivamente los matices de un testimonio auténtico aún cercano del pasado popular de nuestro pueblo.
Su valor como expresión tradicional-campesina o ciudadana- no reside solamente en la cuarentena de años en que se desarrollan los episodios, sino porque traen el arrastre y el respaldo de varios años mas en usos y costumbres cuyas expresiones reflejan latentes el estilo de vida popular de fines del otro siglo, como que los personajes que Zabalza conoció de hombres ya maduros, habían actuado ya en esa remota época bajo la vigencia de las mismas costumbres.
El Vasco tuvo oportunidad de participar conmigo en yerras en el viejo paraje “Manantiales” cuando todavía era rescoldo de tradición y rincón de gauchos, en faenas totalmente a campo y lazo donde conoció hábiles enlazadores, pialadores y domadores.
En lo que respecta a temas “puebleros”, allí Zabalza circula aun con más naturalidad, recorriendo sus estaños, garitos, bares y todos los rincones propios de un ambiente familiar, vividos cotidianamente en su intensa vida de bohemia. Sus versos también reflejan regionalismo, pues no obstante el aparente parecido de los pueblos, las características y personajes del nuestro, fueron fielmente captadas.
Tuvimos hasta ayer en él, a un payador auténtico, que prolongo un poco más la agonía de aquellos gauchos troveros de quienes guardaba el estilo y la prestancia. Cantaba por milonga o por cifra, imponiéndole a aquella en el punteo un rasguito muy antiguo, típico, preliminar al canto y a la música en sí.
Improvisaba con oportunismo y habilidad. Su porte característico, erguido, le daba con la guitarra en la mano un aspecto imponente. Ante la ausencia irreparable del autor, como homenaje a su memoria en mi honrosa condición de depositario de sus versos, me he permitido ponerle titulo a la recopilación, llamándole “Mi pago y mi Pueblo”. Esta responsabilidad y esta atribución de bautismo, la he tomado luego de meditarla detenidamente, el nombre creo hubiera sido del agrado del autor.
Finalmente por las razones enunciadas, considerando el trabajo del Vasco Zabalza una obra autentica, positiva y versada de tradición escrita, doy a publicidad estos versos cuyo eco continuara vibrando para que su existencia se prolongue más allá de si misma.
Leandro Zabalza nació el 21 de Enero de 1910 en Cirauqui, pueblo montañés de Navarra, España. Llegó a nuestro país con 12 años con su hermano menor, Esteban. Trabajo en el almacén “El Bilbaino”, luego en Panadería Otegui y en 1938 ingresa como Secretario al Hospital Rodríguez Jáuregui, donde llegó a ejercer la administración y en ese cargo se jubiló.
Paralelamente, desempeñaba un importante cargo administrativo en casa Burrone Hermanos. Desde niño sintió pasión por la música y el canto. A los trece años sus padres le compran una guitarra, donde empezó entonando las canciones vascas que su madre tarareaba, Doña Isabel Ezcurra. Conocía música y solfeo cantado. Poseedor de una buena voz y gusto, formo dúo con su hermano Esteban. Más tarde canto a dúo con nuestro Artemio Bernal, marcando un época brillante por 1935.-
Con Juan Scrinzi actúa en 1936 en Radio Litoral de Rosario, pero rescindió el contrato ofrecido, el cantaba para la bohemia, para los amigos y para los festivales desinteresadamente. En 1937 forma un dúo muy recordado con Agustín de la Costa. No obstante formar dúo con su hermano Esteban, en las veladas donde también actuaban los hermanos De la Costa, el vasco espontáneamente lo hacia con Agustín o Perico, para alejar toda duda de rivalidad. Así era de franco y leal. Actúo también en el viejo conjunto teatral “Tradición Pampeana”.-
Fue amigo de muchos trovadores: Hilario Cuadros, José María de Hoyos, Fernando Ochoa, donde hasta hace poco era invitado periódicamente a su Rancho a recitar. Muchas de sus letras son cantadas en emisoras radiales por payadores sureños como Roberto Ayrala, Hugo Peralta, Oscar del Cerro y el desaparecido Amilcar Neyra.-
En suma: que el Vasco formó parte inseparable de las expresiones musicales populares de nuestro pueblo durante 45 años y llevaba en su alma junto con el desinterés y el afecto por los amigos, un pedazo fervoroso de ese Pergamino que lo vio pasar con cariño.”
Pedro López Godoy, Pergamino, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Abril 1969
Requiem: A Don Leandro Zabalza
Tuco Sautu me arrima la noticia. Me resisto a creerlo y, sin embargo, tiene que ser verdad lo que me dice, De que se acaba de morir el Vasco… Pero, ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cual fue el motivo? Qué oculto maleficio trastornado te colgó su crespón definitivo –Medalla recargada de presagios—sobre el noblote corazón henchido de milongas, de cifras y malambos que aprendiste a querer en esta tierra, donde atrapaste la raíz del gaucho, para fundar tu sangre conmovida, en esa integración de tu milagro…
Y, bueno, ya esta hecho, no hay remedio,
si Dios lo quiso así, ya habrá pensado
que en el andarivel donde corrías
te estaba haciendo falta mas caballo
y resolvió encenderte alguna estrella,
para que puedas estrenar tu canto, tu milonga a la Taba
y esa zamba que tanto le gustaba a los muchachos,
“Zamba de la Provincia”, que una noche,
cantaste en mi guitarra, enginebrado….
¿Te puedo hacer una pregunta?....
Decime: ¿Cómo es la muerte, hermano?
¿cuesta medir la dimensión del tiempo?
¿no te marco la oscilación del salto
la inminente grandeza de La Nada,
el vacío total sin luz, sin pájaros,
con el verso inconcluso que dejaste
y que ya nunca vas a terminarlo,
porque la vida se te fue de golpe
y ya hasta de escribir te has olvidado?
¿Qué dirá tu guitarra compañera
cuando sienta la ausencia de tus manos
y emplume pichonadas de canciones
para tu idioma del decir paisano?
y no este ni la sombra de tu sombra
para estrenar la vocación del canto,
la calidez magnifica del verbo
que atrapaste en tus noches de milagro,
en ese Pergamino de bohemia,
de viejas serenatas y de guapos..
Me imagino que el Club cerró su puerta,
que no hubo domino, tute ni dados,
que en la mesa del fondo que ocupabas,
alguien te puso a media hasta un vaso
y encendieron la vela de un recuerdo
cuando ibas con rumbo al campo santo
horizontal, yacente para siempre
con la tremenda rigidez del mármol.
Es muy feo esto de irse así de pronto,
¿no pudiste, siquiera, insinuarnos
una sola palabra, un solo indicio,
para estar por lo menos preparados,
para ponerte cerca una guitarra
y prender en tu pecho noble y amplio
la salobre medalla de esta grima
que escapa de mis ojos consternados.
Porque te fuiste así, sin la caricia
que tengo en la machura de mis manos
y que tiene la cálida tibieza
de un sensitivo corazón de pájaro?...
Dios te va a poner una academia,
así aprenden guitarra algunos santos,
allí debe haber Ángeles buenos
para los entreveros del malambo,
o algún pulpero gringo que te sirva
un “ginebron” de su porrón de barro,
o lo encontres al viejo Don Gabino
payando con estrellas y con astros
Y te envite a pulsar la de seis cuerdas.
Si se da el juego, avisame hermano.
(Tuco Sautu me arrima la noticia, no puedo escribir mas…¡Estoy llorando!...)
Adolfo Torres Arias, Ciudad de Santa Fe, Argentina. Marzo1969
Don Leandro Zabalza es el padre de Adolfo `Vasco´Zabalza , buen amigo y colaborador de Argentina Mundo
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